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Muchos dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?”. Haz brillar sobre nosotros, oh SEÑOR, la luz de tu rostro.
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Tú has dado tal alegría a mi corazón que sobrepasa a la alegría que ellos tienen con motivo de su siega y de su vendimia.
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En paz me acostaré y dormiré; porque solo tú, oh SEÑOR, me haces vivir seguro.
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