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He anunciado justicia en la gran congregación; he aquí, no he detenido mis labios. Oh SEÑOR, tú lo sabes.
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No he encubierto tu justicia dentro de mi corazón; he proclamado tu fidelidad y tu salvación. No he ocultado tu misericordia ni tu verdad en la gran congregación.
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Tú, oh SEÑOR, no detengas de mí tu compasión; que tu misericordia y tu verdad me guarden siempre.
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Porque me han rodeado males incontables; me han alcanzado mis iniquidades, y no puedo levantar la vista. Son más numerosos que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me ha fallado.
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¡Ten a bien, oh SEÑOR, librarme! ¡Oh SEÑOR, apresúrate a socorrerme!
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Sean avergonzados y humillados a una los que buscan mi vida para cortarla.
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Vuelvan atrás y sean confundidos los que desean mi mal. Sean desolados a causa de su vergüenza los que dicen: “¡Ajá, ajá!”.
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