-
Al músico principal. Salmo de David. ¡Bienaventurado el que se preocupa del pobre! En el día malo lo librará el SEÑOR.
-
El SEÑOR lo guardará y le dará vida para que sea feliz en la tierra. No lo entregará a la voluntad de sus enemigos.
-
El SEÑOR lo sustentará en el lecho de dolor. En su enfermedad, tú transformarás su postración.
-
Yo dije: “Oh SEÑOR, ten misericordia de mí; sana mi alma porque contra ti he pecado”.
-
Mis enemigos hablan mal de mí y preguntan: “¿Cuándo se morirá y perecerá su nombre?”.
-
Si alguien viene a verme, habla mentira. Su corazón acumula iniquidad para sí, y saliendo afuera, lo divulga.
-
Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen; contra mí traman el mal.
-
“Algo abominable se ha derramado sobre él. El que cayó en la cama no se volverá a levantar”.
-
Aun mi amigo íntimo, en quien yo confiaba y quien comía de mi pan, ha levantado contra mí el talón.
-
Pero tú, oh SEÑOR, ten misericordia de mí; haz que me levante, y les daré su merecido.
-
En esto conoceré que de mí te has agradado: en que mi enemigo no cante victoria sobre mí.
-
En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me haces estar delante de ti para siempre.
-
¡Bendito sea el SEÑOR Dios de Israel, desde la eternidad hasta la eternidad! Amén y amén.