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Al músico pripncipal. De los hijos de Coré. Masquil. Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído; nuestros padres nos han contado de la obra que hiciste en sus días, en tiempos antiguos.
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Con tu mano echaste a las naciones para plantarlos a ellos; abatiste a los pueblos y los arrojaste.
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No se apoderaron de la tierra por su espada ni su brazo los libró; sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro; porque tú los favorecías.
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Tú, oh Dios, eres mi Rey; manda liberación a Jacob.
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Por medio de ti embestiremos a nuestros enemigos; en tu nombre pisotearemos a los que se nos oponen.
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No confiaré en mi arco, ni mi espada me librará;
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pues tú nos libras de nuestros enemigos y avergüenzas a los que nos aborrecen.
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