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Despierta; ¿por qué duermes, oh Señor? Despierta; no nos abandones para siempre.
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¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestra aflicción y opresión?
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Nuestra alma está postrada hasta el polvo; nuestro vientre está pegado a la tierra.
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Levántate, socórrenos y redímenos por tu misericordia.
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