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Oye, hija, y mira; inclina tu oído: Olvida tu pueblo y la casa de tu padre.
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El rey desea tu hermosura; inclínate hacia él porque él es tu señor.
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Las hijas de Tiro vienen con presentes, y los ricos del pueblo imploran tu favor.
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Toda gloriosa está la hija del rey; de perlas engastadas en oro es su vestido.
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Con vestido bordado será llevada ante el rey. Vírgenes irán detrás de ella; sus compañeras serán traídas a ti.
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Serán traídas con alegría y con gozo, y entrarán en el palacio del rey.
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En lugar de tus padres estarán tus hijos a quienes harás príncipes en toda la tierra.
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Haré perpetua la memoria de tu nombre en todas las generaciones, por lo cual te alabarán los pueblos eternamente y para siempre.
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