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Tú eres el más hermoso de los hijos del hombre; la gracia se ha derramado en tus labios. Por eso Dios te ha bendecido para siempre.
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Ciñe tu espada sobre tu muslo, oh valiente, en tu gloria y majestad.
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En tu majestad cabalga y triunfa por causa de la verdad, de la humildad y de la justicia. Tu mano derecha te mostrará cosas asombrosas.
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Pueblos caerán debajo de ti; tus flechas agudas penetrarán en el corazón de los enemigos del rey.
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Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino.
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