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Dios es conocido por refugio en sus palacios.
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Porque, he aquí, los reyes se han aliado; han avanzado juntos.
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Pero viéndola así, se quedaron atónitos; se turbaron y se dieron prisa a huir.
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Allí se apoderó de ellos el estremecimiento; tuvieron dolor como de mujer que da a luz.
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Con el viento del oriente rompes las naves de Tarsis.
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Como lo oímos, así lo hemos visto en la ciudad del SEÑOR de los Ejércitos, la ciudad de nuestro Dios: Dios la afirmará para siempre. Selah
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