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¿Por qué habré de temer en los días de la adversidad cuando me rodee la iniquidad de mis opresores?
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Los que confían en sus posesiones y se jactan de la abundancia de sus riquezas,
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ninguno de ellos puede redimir a su hermano ni pagar a Dios por su rescate.
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La redención de su vida es muy costosa; se ha de abandonar para siempre el intento
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