-
Los que confían en sus posesiones y se jactan de la abundancia de sus riquezas,
-
ninguno de ellos puede redimir a su hermano ni pagar a Dios por su rescate.
-
La redención de su vida es muy costosa; se ha de abandonar para siempre el intento
-
de vivir eternamente y jamás ver corrupción.
-
Cuando él los mira, los sabios mueren; contempla al necio y al torpe, y ellos perecen y dejan a otros sus riquezas.
-
De los que llaman sus tierras con sus nombres, sus tumbas son sus casas para siempre, y sus moradas de generación en generación.
-
Pero el hombre no permanecerá en sus riquezas; más bien, es semejante a los animales que perecen.
-
Este camino suyo es necedad. No obstante, sus seguidores se complacen en sus dichos. Selah
-
Como ovejas que fueron apartadas para el Seol, los pastorea la muerte; los rectos se enseñorearán de ellos. Al amanecer se desvanecerá su buen aspecto, y el Seol será su morada.
-
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol porque me llevará consigo. Selah
-
No temas cuando alguno se enriquece, cuando aumenta la gloria de su casa.
-
Porque al morir no llevará nada ni descenderá tras él su gloria.
-
Aunque su alma lo bendiga mientras vive, y reconozcan que ella lo prospera,
-
entrará en la generación de sus padres y nunca más verá la luz.
-
El hombre que vive con honores, pero sin entendimiento, es semejante a los animales que perecen.