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Más bien, aquel extiende sus manos contra sus propios aliados, y viola su pacto.
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Ellos ablandan su boca más que mantequilla, pero en su corazón hay contienda. Suavizan sus palabras más que el aceite, pero son como espadas desenvainadas.
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Echa tu carga sobre el SEÑOR, y él te sostendrá. Jamás dejará caído al justo.
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