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Al músico principal. Sobre “La paloma silenciosa de la lejanía”. Mictam de David compuesto cuando los filisteos lo apresaron en Gat. Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me acosa el hombre; me oprime combatiéndome todo el día.
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Todo el día me pisotean mis enemigos, porque muchos son los que me combaten con altanería.
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El día en que tengo temor yo en ti confío.
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En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado. ¡No temeré lo que me pueda hacer ningún mortal!
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Todo el día pervierten mis palabras; contra mí son todos sus pensamientos, para mal.
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Ellos conspiran; se ocultan. Observan atentamente mis pasos en acecho de mi vida.
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¿Escaparán ellos por su iniquidad? ¡Oh Dios, derriba los pueblos con tu furor!
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Mis andanzas tú has contado; pon mis lágrimas ante ti. ¿Acaso no están escritas en tu libro?
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El día que yo clame a ti, mis enemigos retrocederán. Esto sé: que Dios está a mi lado.
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En Dios cuya palabra alabo, en el SEÑOR cuya palabra alabo,
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en Dios he confiado. No temeré lo que me pueda hacer el hombre.
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Sobre mí, oh Dios, están tus votos; te pagaré sacrificios de acción de gracias.
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Porque has librado mi vida de la muerte y mis pies de la caída para que ande delante de Dios en la luz de la vida.