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En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado. ¡No temeré lo que me pueda hacer ningún mortal!
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Todo el día pervierten mis palabras; contra mí son todos sus pensamientos, para mal.
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Ellos conspiran; se ocultan. Observan atentamente mis pasos en acecho de mi vida.
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¿Escaparán ellos por su iniquidad? ¡Oh Dios, derriba los pueblos con tu furor!
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Mis andanzas tú has contado; pon mis lágrimas ante ti. ¿Acaso no están escritas en tu libro?
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