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Todo el día pervierten mis palabras; contra mí son todos sus pensamientos, para mal.
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Ellos conspiran; se ocultan. Observan atentamente mis pasos en acecho de mi vida.
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¿Escaparán ellos por su iniquidad? ¡Oh Dios, derriba los pueblos con tu furor!
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Mis andanzas tú has contado; pon mis lágrimas ante ti. ¿Acaso no están escritas en tu libro?
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El día que yo clame a ti, mis enemigos retrocederán. Esto sé: que Dios está a mi lado.
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En Dios cuya palabra alabo, en el SEÑOR cuya palabra alabo,
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en Dios he confiado. No temeré lo que me pueda hacer el hombre.
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