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Oh Dios, rompe sus dientes en su boca; quiebra, oh SEÑOR, los colmillos de los leones.
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Escúrranse como aguas que se pierden; que cuando apunten con sus flechas estas queden despuntadas.
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Pasen como la babosa que se deshace; y, como un abortivo de mujer, no vean el sol.
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Antes que sus espinos produzcan espinas, con su ira los arrebatará cual vendaval.
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