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Mi Dios misericordioso me saldrá al encuentro. Dios me hará ver mi deseo cumplido en mis enemigos.
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No los mates, para que mi pueblo no se olvide. Hazles andar errantes, por tu poder. Abátelos, oh SEÑOR, escudo nuestro.
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Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios sean presos; por su soberbia, por la maldición y por la mentira que profieren.
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Acábalos con furor; acábalos de modo que dejen de existir. Que se sepa que Dios domina en Jacob hasta los confines de la tierra. Selah
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