-
Vuelven al anochecer, aúllan como perros y rodean la ciudad.
-
He aquí, profieren con su boca; espadas hay en sus labios. Porque dicen: “¿Quién oye?”.
-
Pero tú, oh SEÑOR, te reirás de ellos; te burlarás de todas las naciones.
-
Fortaleza mía, en ti esperaré; porque Dios es mi alto refugio.
-
Mi Dios misericordioso me saldrá al encuentro. Dios me hará ver mi deseo cumplido en mis enemigos.
-
No los mates, para que mi pueblo no se olvide. Hazles andar errantes, por tu poder. Abátelos, oh SEÑOR, escudo nuestro.
-
Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios sean presos; por su soberbia, por la maldición y por la mentira que profieren.
-
Acábalos con furor; acábalos de modo que dejen de existir. Que se sepa que Dios domina en Jacob hasta los confines de la tierra. Selah
-
¡Que vuelvan al anochecer y aúllen como perros! ¡Que rodeen la ciudad!
Continúa después de la publicidad