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Vuelven al anochecer, aúllan como perros y rodean la ciudad.
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He aquí, profieren con su boca; espadas hay en sus labios. Porque dicen: “¿Quién oye?”.
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Pero tú, oh SEÑOR, te reirás de ellos; te burlarás de todas las naciones.
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Fortaleza mía, en ti esperaré; porque Dios es mi alto refugio.
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Mi Dios misericordioso me saldrá al encuentro. Dios me hará ver mi deseo cumplido en mis enemigos.
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No los mates, para que mi pueblo no se olvide. Hazles andar errantes, por tu poder. Abátelos, oh SEÑOR, escudo nuestro.
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Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios sean presos; por su soberbia, por la maldición y por la mentira que profieren.
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Acábalos con furor; acábalos de modo que dejen de existir. Que se sepa que Dios domina en Jacob hasta los confines de la tierra. Selah
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¡Que vuelvan al anochecer y aúllen como perros! ¡Que rodeen la ciudad!
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Ellos andan errantes para hallar qué comer; y, al no saciarse, se quejan.
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Pero yo cantaré a tu poder y alabaré de mañana tu misericordia; porque fuiste para mí un alto refugio y un amparo en el día de mi angustia.
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Fortaleza mía, a ti cantaré salmos; porque Dios es mi alto refugio, el Dios que tiene misericordia de mí.