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Vuelve, oh SEÑOR; libra mi alma. Sálvame por tu misericordia
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porque en la muerte no hay memoria de ti; ¿quién te alabará en el Seol?
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Me he agotado de tanto gemir. Toda la noche inundo mi cama y con mis lágrimas empapo mi lecho.
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Mis ojos están debilitados por el pesar; se han envejecido a causa de todos mis adversarios.
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