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Por eso te bendeciré en mi vida y en tu nombre alzaré mis manos.
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Como de sebo y de gordura se saciará mi alma; mi boca te alabará con labios de júbilo.
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Cuando en mi cama me acuerdo de ti medito en ti en las vigilias de la noche.
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Porque tú eres mi socorro, bajo la sombra de tus alas cantaré de gozo.
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Mi vida está apegada a ti; tu mano derecha me sostiene.
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