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Con hechos tremendos nos responderás en justicia, oh Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los confines de la tierra y de todos los mares más distantes.
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Tú eres el que afirmas las montañas con poder, ceñido de poderío.
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Tú eres el que sosiegas el estruendo de los mares, el estruendo de las olas y el tumulto de los pueblos.
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Por eso los habitantes de los confines de la tierra tienen temor de tus maravillas. Tú haces cantar de júbilo a las salidas de la mañana y de la noche.
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