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Se enseñorea con su poder para siempre; sus ojos observan a las naciones para que los rebeldes no se enaltezcan contra él. Selah
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¡Bendigan, oh pueblos, a nuestro Dios! Hagan que se escuche la voz de su alabanza.
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Él es quien preservó la vida a nuestra alma y no permitió que resbalasen nuestros pies.
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Tú nos has probado, oh Dios; nos has purificado como se prueba la plata.
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Nos metiste en la red y pusiste apretura sobre nuestros lomos.
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Hiciste que los hombres cabalgaran encima de nuestra cabeza. Pasamos por el fuego y por el agua pero luego nos sacaste a abundancia.
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