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Pero los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios y saltarán de alegría.
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¡Canten a Dios! ¡Canten salmos a su nombre! ¡Preparen camino al que cabalga sobre las nubes! El SEÑOR es su nombre. ¡Alégrense delante de él!
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Padre de los huérfanos y juez de las viudas es Dios en su santa morada.
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Es el Dios que hace habitar en familia a los solitarios y saca a los cautivos a prosperidad; pero los rebeldes habitan en sequedales.
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Oh Dios, cuando saliste delante de tu pueblo, cuando marchaste por el desierto, Selah
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la tierra tembló; también los cielos gotearon ante Dios. Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
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Abundante lluvia esparciste, oh Dios; a tu posesión exhausta reanimaste.
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Tu rebaño ha habitado en ella. Por tu bondad, oh Dios, has provisto para el pobre.
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El Señor da la palabra, y una gran hueste de mujeres anuncia la buena nueva:
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“¡Huyen, huyen los reyes de los ejércitos!”. Y en casa las mujeres reparten el botín.
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Aunque se recostaban entre los rediles, las alas de la paloma se cubrieron de plata, y sus plumas con la amarillez del oro.
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Cuando el Todopoderoso esparció allí a los reyes el monte Salmón se cubrió de nieve.
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¡Monte de Dios es el monte de Basán! ¡Alto es el monte de Basán!
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Oh montes de elevados picachos, ¿por qué miran con hostilidad al monte que Dios ha deseado como morada? Ciertamente el SEÑOR habitará allí para siempre.
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Los carros de Dios son miríadas de miríadas, y millares de millares. ¡Entre ellos el Señor viene del Sinaí al santuario!
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Subiste a lo alto, tomaste cautivos. Tomaste tributos de los hombres, aun de los rebeldes, para que allí habitara el SEÑOR Dios.
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¡Bendito sea el Señor! Día tras día lleva nuestras cargas el Dios de nuestra salvación. Selah