-
Sácame del lodo; no sea yo sumergido. Sea yo librado de los que me aborrecen y de las profundidades de las aguas.
-
No me arrastre la corriente de las aguas; no me trague el abismo, ni la fosa cierre su boca sobre mí.
-
Escúchame, oh SEÑOR, porque buena es tu misericordia. Mírame conforme a tu inmensa compasión.
Continúa después de la publicidad