-
Por tu causa he sufrido afrenta; confusión ha cubierto mi cara.
-
He venido a ser extraño a mis hermanos y extranjero para los hijos de mi madre.
-
Pues el celo por tu casa me ha consumido, y las afrentas de los que te afrentan han caído sobre mí.
-
Me afligí a mí mismo con ayuno; también esto me ha servido de afrenta.
-
Además, me puse cilicio como vestido y llegué a servirles de refrán.
-
Hablaban contra mí los que se sentaban en el tribunal, y los borrachos cantaban canciones contra mí.
-
Sin embargo, oh SEÑOR, yo dirigía a ti mi oración en el tiempo de tu buena voluntad. Oh Dios, respóndeme por tu gran bondad, por la verdad de tu salvación.
-
Sácame del lodo; no sea yo sumergido. Sea yo librado de los que me aborrecen y de las profundidades de las aguas.
-
No me arrastre la corriente de las aguas; no me trague el abismo, ni la fosa cierre su boca sobre mí.
-
Escúchame, oh SEÑOR, porque buena es tu misericordia. Mírame conforme a tu inmensa compasión.
-
No escondas tu rostro de tu siervo porque estoy angustiado; apresúrate a escucharme.
-
Acércate a mi alma y redímela; líbrame a causa de mis enemigos.
-
Tú conoces mi afrenta, mi confusión y mi oprobio. Delante de ti están todos mis enemigos.