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Oh SEÑOR, Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad,
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si recompensé mal al que estaba en paz conmigo, si despojé sin razón a mi adversario,
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entonces persiga el enemigo a mi alma, y que la alcance; pise en tierra mi vida, y mi honor eche por tierra. Selah
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¡Levántate, oh SEÑOR, con tu furor! Álzate contra la ira de mis angustiadores, y despierta, Dios mío, el juicio que has ordenado.
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Entonces te rodeará la congregación de los pueblos, y hacia ella vuélvete en lo alto.
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El SEÑOR juzgará a los pueblos; júzgame, oh SEÑOR, de acuerdo con mi justicia y mi integridad.
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Acábese ya la maldad de los impíos, y establece al justo; pues el Dios justo pone a prueba los corazones y las conciencias.
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Mi escudo está en Dios, quien salva a los de recto corazón.