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En ti, oh SEÑOR, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás.
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Socórreme y líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído y sálvame.
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Sé tú mi roca fuerte a donde recurra yo continuamente. Has mandado que yo sea librado porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
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Oh Dios mío, líbrame de la mano de los impíos, de la mano de los perversos y opresores.
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Porque tú, oh SEÑOR Dios, eres mi esperanza, mi seguridad desde mi juventud.
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