-
En ti, oh SEÑOR, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás.
-
Socórreme y líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído y sálvame.
-
Sé tú mi roca fuerte a donde recurra yo continuamente. Has mandado que yo sea librado porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
-
Oh Dios mío, líbrame de la mano de los impíos, de la mano de los perversos y opresores.
-
Porque tú, oh SEÑOR Dios, eres mi esperanza, mi seguridad desde mi juventud.
-
Por ti he sido sustentado desde el vientre; tú eres quien me sacó del seno de mi madre. Siempre será tuya mi alabanza.
-
Para muchos he sido objeto de asombro pero tú eres mi fuerte refugio.
-
Esté llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.
Continúa después de la publicidad