-
Mi boca proclamará tu justicia y tu salvación todo el día, aunque no sepa enumerarlas.
-
Celebraré los poderosos hechos del SEÑOR Dios; haré memoria de tu justicia, que es solo tuya.
-
Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud; hasta ahora he manifestado tus maravillas.
-
Aun en la vejez y en las canas no me desampares, oh Dios, hasta que proclame a la posteridad las proezas de tu brazo, tu poderío a todos los que han de venir,
-
y tu justicia, oh Dios, hasta lo sumo. Porque has hecho grandes cosas. ¡Oh Dios, quién como tú!
-
Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida y de nuevo me levantarás desde los abismos de la tierra.
Continúa después de la publicidad