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Para muchos he sido objeto de asombro pero tú eres mi fuerte refugio.
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Esté llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.
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No me deseches en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando mi fuerza se acabe.
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Porque mis enemigos han hablado contra mí, y los que acechan mi vida consultan unidos
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diciendo: “Dios lo ha abandonado. Persíganlo y captúrenlo, porque no hay quien lo libre”.
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