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Salmo de Asaf. ¡Ciertamente bueno es Dios para con Israel, para con los limpios de corazón!
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En cuanto a mí, por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos
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porque tuve envidia de los arrogantes al ver la prosperidad de los impíos.
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Pues no hay para ellos dolores de muerte; más bien, es robusto su cuerpo.
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No sufren las congojas humanas ni son afligidos como otros hombres.
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