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Por eso mi pueblo va hacia ellos y beben de lleno sus palabras.
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Ellos dicen: “¿Cómo sabrá Dios?”. O “¿Habrá conocimiento en el Altísimo?”.
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He aquí, estos impíos siempre están tranquilos y aumentan sus riquezas.
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¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!
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Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo por las mañanas.
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