-
He aquí, estos impíos siempre están tranquilos y aumentan sus riquezas.
-
¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!
-
Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo por las mañanas.
-
Si yo dijera: “Hablaré como ellos”, he aquí que traicionaría a la generación de tus hijos.
Continúa después de la publicidad