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¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!
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Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo por las mañanas.
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Si yo dijera: “Hablaré como ellos”, he aquí que traicionaría a la generación de tus hijos.
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Pensé para entender esto; ha sido duro trabajo ante mis ojos
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hasta que, venido al santuario de Dios, comprendí el destino final de ellos:
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Ciertamente los has puesto en deslizaderos y los harás caer en la decepción.
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¡Cómo han sido desolados de repente! Se acabaron; fueron consumidos por el terror.
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