-
¿A quién tengo yo en los cielos? Aparte de ti nada deseo en la tierra.
-
Mi cuerpo y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios, para siempre.
-
Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; pues tú destruirás a todo aquel que se prostituye apartándose de ti.
-
En cuanto a mí, la cercanía de Dios constituye el bien. En el SEÑOR Dios he puesto mi refugio para contar todas tus obras.
Continúa después de la publicidad