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Dije a los jactanciosos: ‘No se jacten’. Y a los impíos: ‘No se enorgullezcan.
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No levanten en alto su frente, ni hablen con el cuello erguido’”.
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Porque ni del oriente ni del occidente ni del desierto viene el enaltecimiento.
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Pues Dios es el Juez: A este abate y a aquel exalta.
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Ciertamente la copa está en la mano del SEÑOR con vino espumante mezclado con especias. Cuando él la vacíe, todos los impíos de la tierra beberán de ella hasta la última gota.
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