-
Abandonó el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres.
-
Entregó su poderío a la cautividad, y su gloria en manos del enemigo.
-
También entregó su pueblo a la espada; se airó contra su posesión.
-
El fuego devoró a sus jóvenes; sus vírgenes no fueron alabadas.
-
Sus sacerdotes cayeron a espada, y sus viudas no hicieron lamentación.
-
Entonces se despertó el Señor, a la manera del que duerme, como un guerrero que grita dominado por el vino.
-
E hirió a sus enemigos haciéndolos retroceder, y los puso como afrenta perpetua.
-
Desechó la tienda de José; no escogió a la tribu de Efraín.
-
Más bien, escogió a la tribu de Judá; el monte Sion, al cual amó.
-
Allí edificó su santuario como las alturas; como la tierra a la cual cimentó para siempre.
-
Eligió a su siervo David; lo tomó de los rediles de las ovejas.
-
Lo trajo de detrás de las ovejas recién paridas para que apacentase a su pueblo Jacob, a Israel su heredad.
-
Los apacentó con íntegro corazón; los pastoreó con la pericia de sus manos.