-
Entregó su poderío a la cautividad, y su gloria en manos del enemigo.
-
También entregó su pueblo a la espada; se airó contra su posesión.
-
El fuego devoró a sus jóvenes; sus vírgenes no fueron alabadas.
-
Sus sacerdotes cayeron a espada, y sus viudas no hicieron lamentación.
-
Entonces se despertó el Señor, a la manera del que duerme, como un guerrero que grita dominado por el vino.
-
E hirió a sus enemigos haciéndolos retroceder, y los puso como afrenta perpetua.
-
Desechó la tienda de José; no escogió a la tribu de Efraín.
Continúa después de la publicidad