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para que pusieran en Dios su confianza y no se olvidaran de las obras de Dios, a fin de que guardaran sus mandamientos;
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para que no fuesen como sus padres: una generación porfiada y rebelde, una generación que no dispuso su corazón, ni su espíritu fue fiel para con Dios.
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Los hijos de Efraín, armados con excelentes arcos, volvieron las espaldas en el día de la batalla.
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No guardaron el pacto de Dios y rehusaron andar en su ley.
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Más bien, se olvidaron de sus obras; de las maravillas que les había mostrado.
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