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Salmo de Asaf. Oh Dios, los gentiles han venido a tu heredad. Han contaminado tu santo templo, y a Jerusalén han reducido a montones de escombros.
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Han dado los cuerpos de tus siervos como comida a las aves de los cielos; han dado la carne de tus fieles a los animales de la tierra.
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Derramaron como agua su sangre en los alrededores de Jerusalén; no hubo quien los enterrase.
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Somos una afrenta para nuestros vecinos, burla y ridículo ante los que están a nuestro alrededor.
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¿Hasta cuándo, oh SEÑOR? ¿Has de estar airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
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