-
Oh Dios de los Ejércitos, vuelve, por favor; mira desde el cielo, considera y visita esta viña,
-
la cepa que plantó tu diestra; el hijo que fortaleciste para ti.
-
Está quemada con fuego; la han cortado. Perecen por la reprensión de tu rostro.
-
Sea tu mano sobre el hombre de tu diestra, sobre el hijo del hombre que fortaleciste para ti mismo.
-
Así no nos apartaremos de ti; nos darás vida e invocaremos tu nombre.
-
Oh SEÑOR Dios de los Ejércitos, ¡restáuranos! Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos.
Continúa después de la publicidad