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delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés! Despierta tu poderío y ven para salvarnos.
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Oh Dios, ¡restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
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SEÑOR Dios de los Ejércitos, ¿hasta cuándo has de mostrar tu indignación contra la oración de tu pueblo?
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Nos has dado a comer pan de lágrimas. Nos has dado a beber lágrimas en abundancia.
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Nos has puesto por escarnio a nuestros vecinos; nuestros enemigos se mofan de nosotros.
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Oh Dios de los Ejércitos, ¡restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
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Trajiste una vid de Egipto; echaste a las naciones y la plantaste.
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