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Porque han dicho: “Heredemos nosotros los prados de Dios”.
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Oh Dios mío, hazlos como remolino de hojas, como paja ante el viento,
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como fuego que quema el bosque, como llama que abrasa las montañas.
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Persíguelos con tu tempestad; aterrorízalos con tu huracán.
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Llena su cara de vergüenza; y que busquen tu nombre, oh SEÑOR.
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Sean confundidos y turbados para siempre; sean afrentados y perezcan.
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