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Escucha, oh SEÑOR, mi oración; atiende a la voz de mis súplicas.
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En el día de mi angustia te llamaré porque tú me respondes.
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Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni hay nada que iguale tus obras.
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Vendrán todas las naciones que hiciste y adorarán, oh Señor, delante de ti. Glorificarán tu nombre
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porque tú eres grande y hacedor de maravillas. ¡Solo tú eres Dios!
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Enséñame, oh SEÑOR, tu camino, y yo caminaré en tu verdad. Concentra mi corazón para que tema tu nombre.
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Te alabaré, oh SEÑOR, Dios mío, con todo mi corazón; glorificaré tu nombre para siempre.
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Porque tu misericordia es grande para conmigo; tú has librado mi alma de las profundidades del Seol.
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