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Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Al músico principal. Sobre Majalat. Para ser cantado. Masquil de Hemán el ezrajita. Oh SEÑOR, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti.
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Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor
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porque mi alma está harta de males y mi vida se ha acercado al Seol.
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Soy contado con los que descienden a la fosa; soy como un hombre sin fuerzas.
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Estoy libre entre los muertos, como los cadáveres que yacen en la tumba, de quienes ya no te acuerdas, y que han sido arrebatados de tu mano.
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Me has puesto en la honda fosa, en lugares tenebrosos, en lugares profundos.
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Sobre mí reposa tu ira; me has afligido con todas tus olas. Selah
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Has alejado de mí a mis conocidos; me has puesto como abominación para ellos. Estoy encerrado; no puedo salir.
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Mis ojos se enfermaron a causa de mi aflicción. Cada día te he invocado, oh SEÑOR; a ti he extendido mis manos.
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¿Acaso harás milagros para los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? Selah
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¿Se contará en el sepulcro acerca de tu misericordia, o de tu verdad en el Abadón?
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¿Será conocida en las tinieblas tu maravilla, y tu justicia en la tierra del olvido?
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Pero a ti he invocado, oh SEÑOR; de mañana sale a tu encuentro mi oración.
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¿Por qué desechas mi alma, oh SEÑOR? ¿Por qué escondes de mí tu rostro?
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Yo estoy pobre y abatido; desde mi infancia he cargado tus terrores. ¡Ya no puedo más!
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Sobre mí ha pasado tu ira; tus terrores me han destruido.
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De continuo me han rodeado como inundación y, al mismo tiempo, me han cercado.
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Has alejado de mí a mis amigos y compañeros; solo las tinieblas son mi compañía.