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Hallé a mi siervo David y lo ungí con mi aceite santo.
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Mi mano estará firme con él; también mi brazo lo fortalecerá.
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No lo doblegará el enemigo; ningún hijo de iniquidad lo quebrantará.
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Pero yo quebrantaré delante de él a sus enemigos, y heriré a los que le aborrecen.
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Mi fidelidad y mi misericordia estarán con él; en mi nombre será enaltecido su poderío.
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Asimismo, pondré su mano sobre el mar, y su mano derecha sobre los ríos.
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Él me dirá: ‘Tú eres mi padre; eres mi Dios y la roca de mi salvación’.
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Yo también le pondré por primogénito, más alto que los reyes de la tierra.
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Para siempre le confirmaré mi misericordia, y mi pacto será firme para con él.
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Estableceré su linaje para siempre, y su trono como los días de los cielos.
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Si sus hijos dejan mi ley y no caminan en mis juicios,
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si profanan mis estatutos y no guardan mis mandamientos,
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entonces castigaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades.
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Pero no retiraré de él mi misericordia, ni falsearé mi fidelidad.
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No profanaré mi pacto, ni cambiaré lo que ha salido de mis labios.
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Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David:
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Su descendencia será para siempre; y su trono, delante de mí, como el sol.
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Será como la luna que permanece firme para siempre; un fiel testigo en medio de las nubes”. Selah