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Oh SEÑOR Dios de los Ejércitos, ¿quién como tú? ¡Poderoso eres, oh SEÑOR! Tu fidelidad te rodea.
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Tú tienes dominio sobre la braveza del mar; cuando sus olas se levantan tú las sosiegas.
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Tú quebrantaste a Rahab como a un cadáver; con el brazo de tu poder esparciste a tus enemigos.
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Tuyos son los cielos, tuya es también la tierra; el mundo y su plenitud tú los fundaste.
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