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Oh SEÑOR Dios de los Ejércitos, ¿quién como tú? ¡Poderoso eres, oh SEÑOR! Tu fidelidad te rodea.
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Tú tienes dominio sobre la braveza del mar; cuando sus olas se levantan tú las sosiegas.
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Tú quebrantaste a Rahab como a un cadáver; con el brazo de tu poder esparciste a tus enemigos.
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Tuyos son los cielos, tuya es también la tierra; el mundo y su plenitud tú los fundaste.
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Al norte y al sur, tú los creaste; el Tabor y el Hermón cantarán a tu nombre.
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Tuyo es el brazo poderoso; fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.
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La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono; la misericordia y la verdad van delante de tu rostro.
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¡Bienaventurado el pueblo que conoce el grito de júbilo! Andarán a la luz de tu rostro, oh SEÑOR.
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En tu nombre se alegrarán todo el día, y en tu justicia serán enaltecidos.
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Porque tú eres la gloria de su poder, y por tu buena voluntad exaltarás nuestro poderío.
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¡El SEÑOR es nuestro escudo! ¡Nuestro Rey es el Santo de Israel!
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