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Cuando mis enemigos volvieron atrás, cayeron y perecieron ante ti.
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Porque has defendido mi juicio y mi causa; te has sentado en el trono del Juez de justicia.
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Reprendiste a las naciones; destruiste a los impíos; el nombre de ellos has borrado para siempre.
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El enemigo ha sucumbido para siempre; sus ciudades has destruido; con ellas pereció su recuerdo.
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Pero el SEÑOR permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio.
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Él juzgará al mundo con justicia; hará juicio a los pueblos con rectitud.
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El SEÑOR será un alto refugio para el oprimido, un refugio en los tiempos de angustia.
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En ti confiarán los que conocen tu nombre pues tú, oh SEÑOR, no abandonaste a los que te buscaron.
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Canten al SEÑOR, que habita en Sion; cuenten en los pueblos sus hechos.
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Porque el Vengador de la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los pobres.
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