-
Haces que el hombre vuelva al polvo. Dices: “¡Retornen, oh hijos del hombre!”.
-
Pues mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó. Son como una de las vigilias de la noche.
-
Los arrasas; son como un sueño: En la mañana son como la hierba que crece;
-
en la mañana brota y crece, y al atardecer se marchita y se seca.
-
Porque con tu furor somos consumidos y con tu ira somos turbados.
Continúa después de la publicidad